El verde se va matizando, adornado por los hermosos colores de las flores, se viste de gala para recibir la deseada semilla que pronto llegara a su anhelante pistilo. La amable invitación dice que ella desea ser poseída, los traviesos insectos reaccionan a su pasión y embisten con ansias de obtener a su hembra. El aroma esparcido en el ambienten cautiva a los necios alados, los atrae, como canto de sirenas, les embriaga, por eso avanzan con ansias, desean llegar, el aroma los invade, a cambio entregan el polen que les cubre el cuerpo, luego se alejan, su vuelo es atemperado, va embriagado del néctar recibido, momento loco de encantado, delicioso aroma que excita.
Otros pequeños traviesos cargados del polen, sin saber realizan un espontaneo trueque, engañados por la figura que deleita sus ojos, ven una hermosa hembra donde solo está el pistilo de la orquídea, ella ha convertido su pistilo en una hermosa imitación de una hembra, el macho en insaciable agitación busca entrar, quiere derramar su semilla, se deja llevar por el juego amoroso, en vano intenta copular, hasta que termina regando otra semilla en la seductora flor, quien recibe el polen impregnado en el cuerpo de su furtivo amante. El pobre macho se aleja con amargo sabor de rechazo. Pobre amante, avanza cargado de ardor, se aleja buscando una hembra real, siente deseos de desahogar su
pasión. Orphrys apifera floreces engañando a furtivos amantes que te sacuden en vanos intentos de copular, te sacuden de tal manera que riegas tu polen en el aire para fecundar a tu especie, hermosa danza de polinio, pero también te aseguras que tu polen sea transportado al quedar impregnado en tu amante clandestino, quien lo llevara pegado hasta otra orquídea, a la que fecundara en su nuevo y vano intento de aparear.
Que grato haber sido seleccionado y poder observar mi escrito en las calles de tan hermoso lugar. Mil gracias
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