Me desea el poeta Rafa Mora que ojalá encuentre lugares comunes en su Diario de cercanías, y el lugar común se transmite, en toda su grandeza, en el magnifico resumen que hace su hermano del libro, al final del prólogo: “Rafa Mora, mi hermano, logra en su diario poético, alumbrarnos el mundo y su noche desde el interior de un tren de cercanías.” Dicho esto, podría sin más, recomendaros disfrutar de esta obra y dar por finalizada mi arenga, pero estoy decidida a parar en unas cuantas estaciones de este viaje que   ha realizado el poeta durante cuatro años, repitiendo la misma ruta diaria, que le lleva a su trabajo. Estoy decidida a mirar sus paisajes, a compartir sus pasajeros, con sus ojos sí, pero con mi propio corazón.

Deshilando los horizontes en elucubraciones poéticas, Rafa Mora dice que de lo único de lo que no puede escribir sin saborearlo, es de la vida; y juega con esa idea a enredarnos como si el amor y lo contrario, la muerte, las estaciones, la bondad y su opuesto, tú que lees estas líneas, no fuera todo, parte de esa misma vida. Es poeta ergo escribe, escribe ergo existe, con luz propia; no necesariamente en verso pues sus páginas carecen de encorsetamientos, de egos artísticos desmadrados y revindica por ello, la duda para relativizar cualquier certeza. Y es entonces, en éstas, cuando el lector duda si se adentra en la poesía o en el aforismo. Duda también, de la importancia de esa misma duda, pues qué transcendencia puede tener la clasificación en este u otro estilo cuando el continente no busca, ni más ni menos, que la alquimia poética, ese minuto de luz que infunde belleza y sentido al mundo, con palabras que bullen a su capricho, en las suaves pinceladas de su prosa, logrando la habilidad de que nada sea lo que parece.  

Me río con su ingenio, cuando llego a lo que da en llamar su “Sincericidio poético”, donde ciertas crudezas saltan a la vista, como esa verdad insólita de que no serán los poetas quienes salven la poesía, supongo que, entre otras mil razones, porque la poesía una vez alumbrada la debe alimentar el lector y gracias a él sobrevivirá. El poeta debe hacerla tentadora, interesante y alusiva, para ser acogida y conservada; debe hacer poemas grandes, enormes, con tanta luz que maravillen los ojos de la gente corriente, pues así la entiende Rafa Mora que asegura que la poesía es el barro esencial en la creación de cualquier arte.

Este diario poético sigue ese mismo precepto con el que uno se inicia en la religión o en la brujería: para leer poesía hay que creer en ella. Y para ser poeta no hay otro camino que el trabajo diario, la voluntad, la lectura, el paso del tiempo que otorga la madurez necesaria, como a los mejores frutos, el hábito de la escritura, hasta reiniciar el mundo una y otra vez en mil palabras, hasta lograr que todo este reflejado en sus páginas, que todos y cada uno, nos encontremos en algún momento en ellas, y de tal modo lo logra, que la cercanía de este diario no se limita únicamente al trayecto de un vagón de  tren, sino que toma cuerpo en la proximidad con todos los náufragos que hemos heredado este mundo y esta vida, que nos entrecruza, al azar, en sus andenes. Lugares comunes que nos unen, como vagones de trenes infinitos.

DECALOGO IMPRESCINDIBLE PARA SER

ORIGINAL Y MODERNO EN POESÍA

  1. Reniegue, rotundamente, de los clásicos. Niéguelos al menos tres veces antes de que los declame un rapsoda.
  2. Hable de poesía desde la razón, nunca desde la emoción.
  3. Defienda, a capa y espada, que el ritmo poético es un artificio antiguo revalorizado por los nostálgicos.
  4. Suceda lo que suceda, por favor, nunca rime.
  5. Diga que sus influencias son siempre extranjeras. Cuanto más difíciles de pronunciar, mucho mejor.
  6. Vista de manera desenfadada en sus recitales, pero que no se note que no es su estilo habitual.
  7. Utilice términos en inglés, continuamente, y afirme con gravedad y dramatismo, que la poesía ha muerto.  
  8. Jamás, repito, jamás, se olvide, en un recital, de sus tiras de colores para marcar los poemas en una lectura.
  9. Cuando le pregunten por los derechos de propiedad intelectual, plagie una cita.
  10. Limpie su pedestal tres veces por semana.

©Diario de cercanías, Rafa Mora.

©Huerga & Fierro Editores

SOBRE RAFA MORA

Rafa Mora nace en Madrid en 1971. Realiza estudios de Pedagogía en la Universidad Complutense, formación académica que le permite afrontar desde una perspectiva didáctica y educativa los espectáculos poéticos musicales que ha ido realizando desde los inicios de su andadura musical.

Destacan dos vertientes en su carrera musical: por un lado, la de compositor de temas propios con letra y música, y por otro, una vertiente basada en musicalizar poemas de autores y autoras contemporáneos pertenecientes a estilos y grupos poéticos muy diferentes, tales como, Pedro Salinas, Rafael Montesinos, Josefina de la Torre, Nicolás Guillén, Rafael Alberti, Luis García Montero, Juana Vázquez, Jesús Hilario Tundidor, Concha Méndez, Manuel López Azorín, Mario Benedetti, Fina de Calderón, Belén Reyes, Jaime Siles o Rafael Morales, entre otros muchos.

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